Telegram en el ojo del huracán
Sin duda una de las noticias más importantes y sonadas de este verano fue la detención en Francia del fundador de la aplicación de mensajería digital Telegram, Pável Dúrov, nada más bajarse de su avión privado. La semana pasada fue puesto en libertad bajo fianza de cinco millones de euros y sin posibilidad de abandonar territorio francés hasta la finalización de las investigaciones.
La detención se realizó en el marco de una investigación por ciberdelincuencia, más concretamente por la comisión de 12 delitos relacionados con pornografía infantil, tráfico de drogas, transacciones ilícitas, fraude con criptomonedas o apología del terrorismo, al haberse negado en numerosas ocasiones a facilitar la información solicitada por las autoridades y al permitir su libre difusión.
La compañía, desde su fundación, se ha amparado en la libertad de expresión para no compartir la información solicitada por las autoridades de distintos países. En este sentido Telegram siempre ha presumido, siendo uno de sus factores de éxito, de la privacidad de sus comunicaciones encriptadas, su neutralidad política y su negativa a colaborar con organismos, instituciones o autoridades públicas.
Esta detención también debe analizarse desde un punto de vista geopolítico en el contexto de la guerra de Ucrania. Dúrov, ruso de nacimiento, abandonó dicho país en el año 2014 tras su negativa a colaborar con el Kremlin para identificar a los opositores y participantes de las revueltas acaecidas durante el Euromaidán ucraniano, lo cual provocó la prohibición de Telegram en territorio ruso. En 2020 Rusia levantó el veto a Telegram y empezó a utilizarla como red principal de telecomunicaciones para el control de sus tropas en Ucrania, para las comunicaciones de la Administración rusa a todas los niveles y para la difusión de propaganda prorrusa.
Adicionalmente, la Unión Europea está investigando si Telegram ha falseado el número de usuarios europeos (41 millones según la compañía) con la finalidad de evitar una regulación más estricta sobre moderación de contenidos y la obligación de compartir datos con la Comisión Europea. Estas obligaciones son de aplicación a otras plataformas tales como Instagram, Google o TikTok debido a su elevado número de usuarios. A diferencia de estas plataformas Telegram no cuenta con moderadores de contenido.
Esta detención e investigación de las prácticas de Telegram se enmarca dentro de la nueva lucha de las autoridades europeas contra la desinformación y los discursos de odio. Esta lucha constituye uno de los temas centrales de debate dentro del nuevo orden democrático europeo de la sociedad digital.