La tecnología de reconocimiento facial de Rusia, en jaque.

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La activista Alyona Popova y el político Vladimir Milov han presentado una denuncia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre el uso masivo del reconocimiento facial en una manifestación en Moscú el pasado septiembre. La manifestación se realizó en solidaridad con los arrestados y acusados por su participación en protestas pacíficas provocadas por la exclusión de candidatos independientes de las elecciones legislativas de la ciudad de Moscú.

Todos los participantes de la protesta tuvieron que pasar por detectores de metales equipados con cámaras instaladas a la altura de los ojos, recopilando los datos biométricos de los manifestantes mediante esta tecnología. Los demandantes denuncian que esta recopilación de datos viola el derecho a la privacidad y a la libertad de reunión, tal y como protege el Convenio Europeo de Derechos Humanos. También denuncian que esta tecnología aplicada en la manifestación discrimina a la población dependiendo de sus puntos de vista políticos.

La ley rusa requiere el consentimiento explícito para la recopilación de datos biométricos, aunque hay excepciones establecidas sobre seguridad pública y lucha contra la delincuencia. El artículo 6 del Convenio para la protección de las personas con respecto al tratamiento de sus datos personales firmado por Rusia, subraya la importancia de contar con las garantías legales apropiadas para el tratamiento de datos biométricos.

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