El Tribunal Supremo de Estados Unidos resuelve en contra de la fundación Andy Warhol: hubo infracción de los derechos de la fotógrafa Lynn Goldsmith
El pasado 18 de mayo de 2023, se publicó la sentencia del caso que enfrentaba a la Andy Warhol Foundation for Visual Arts INC contra la fotógrafa Lynn Goldsmith.
Si bien la controversia actual nació en 2016, el caso tiene sus raíces en la Prince Series, una serie de dieciséis obras que Warhol creó a partir de una fotografía tomada en 1981 por Lynn Golsmith quien recibió el encargo, por parte de Newsweek, de fotografiar al músico revelación Prince Rogers Nelson. Dicha fotografía fue publicada en Newsweek y, posteriormente, Goldsmith concedió licencia a Vanity Fair para el uso de una de las fotografías, especificando que dicho uso debía ser un único uso.
Vanity Fair entonces contrató a Warhol para crear unas ilustraciones y el artista utilizó la fotografía de Goldsmith llegandose a publicar las mismas en un número de 1984.
Tras el fallecimiento de Prince, en 2016, Conde Nast (compañía matriz de Vanity Fair) preguntó a la Andy Warhol Foundation si podía hacer uso de otras obras de la Prince Series, optando por pagar una licencia para el uso de Orange Prince.
Goldsmith, sin embargo, desconocía esta Prince Series hasta que la misma fue publicada en la revista de Conde Nast. En ese momento, la fotógrafa notificó a la Andy Warhol Foundation que había una infracción de sus derechos, a lo que la fundación respondió con una demanda para que se declarase que no había infracción en la obra, lo que fue a su vez contestado por Goldsmith con una demanda por infracción de derechos.
Los argumentos debatidos desde primera instancia han girado en torno al fair use: por su parte la fundación de Andy Warhol ha señalado que hay suficientes elementos transformadores de la obra que suponen que la misma tenga un significado o mensaje distinto al de la obra original.
Sin embargo, el Tribunal Supremo, tras largas deliberaciones ha llegado a la conclusión de que el uso que se le ha dado a la obra es esencialmente el mismo uso que realizó Vanity Fair en 1984; dicho de otra manera el uso comercial dado a la obra (que, sustancialmente era la misma pero con alteraciones de colores) impedía considerar que hubiese usos que pudieran respaldar la idea de que se trataba de una excepción comprendida por el fair use.
Todo ello porque el caso no debatía si había o no similitudes entre las obras, sino si se había cambiado el propósito para el que estaba siendo usado. No siendo posible discutir el carácter comercial, se trató de argumentar, por parte de la fundación, que hay suficientes elementos para considerar que había una alteración del mensaje.
El Tribunal Supremo, sin embargo, optó por suscribir la tesis de la infracción, no encontrado un significado sustancialmente distinto que habilitase el uso.